HIMNO DE ESTUDIANTES DE LA PLATA

No te declares jamás vencido
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido
levantarse de nuevo en otras tantas.
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el aire cabal del vencedor,
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor.
Horizonte sonoro de clarines
y muchedumbre de pañuelos blancos
a tanta gloria permanente marco
y alboroto triunfal de banderines.

No te declares jamás vencido,
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido
levantarse de nuevo en otras tantas.
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el aire cabal del vencedor
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el paso marcial ánimo tenso
alta la frente, dilatado el pecho
y la casaca bicolor triunfante.

PROYECTO "TIERRA DE CAMPEONES"



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14 de septiembre de 2011

Los Profesores

No todo es actualidad. La gloria y la mística pincha tiene su marca en la historia casi desde el nacimiento mismo del club. Es un orgullo muy grande tener en nuestra historia equipos que son recordados y reconocidos por el mundo del fútbol, sin importar los colores. Este es el caso de los históricos Los Profesores, aquel equipo pincha de mediados de la década del 20 y comienzos de los años 30, en la transición entre los torneos amateurs y comienzos del profesionalismo. Aquella delantera impresionante, inolvidable, Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita (1928-1933), se ganó un lugar en la historia del fútbol argentino con un sobrenombre que los identificaba, toda una marca registrada, lo mismo ocurre con la famosa 3ra que mata, que varias décadas después, sería la base del equipo multicampeón de los años 60. Un privilegio de pocos clubes.

 
La formación más repetida con Los Profesores en la alineación era: Scandone; Nery y Ramón Rodríguez; Viola, Uslenghi y Pérez Escalá; Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita (en la foto).
 
En este link, se puede leer una pequeña reseña de aquel equipo (diario Clarín).

Algunos fragmentos de la publicación Estudiantes, 100 años, agosto de 2005:

"Cuando el amateurismo se extinguía y el fútbol argentino estaba en la víspera de un nuevo comienzo, Estudiantes vivió una etapa magnífica. Con Manuel ‘Nolo’ Ferreira, Alejandro Scopelli y Miguel Ángel Lauri en el equipo, demostró un importante avance técnico en 1928. Los tres comenzaron a juntarse, a crear jugadas que los hinchas jamás habían visto, a generar un espectáculo dentro del espectáculo mismo. (...) Se había despertado una gran expectativa en La Plata, y cuando a ese trío magnífico se sumaron, en 1929, Alberto Zozaya y Enrique Guaita la esperanza creció aún más. El buen nivel que demostraron los cinco juntos en la delantera, desde los primeros encuentros, fue contraproducente para Estudiantes, porque comenzaron a representar a diversos combinados nacionales y el equipo sintió muchísimo sus ausencias. (...)
La explosión y el reconocimiento para Los Profesores llegaron definitivamente en 1930. ¿De dónde surgió el particular sobrenombre? Más allá de que daban cátedra de fútbol cada fin de semana, la explicación también tuvo que ver con los impecables blazers azules que utilizaban al salir a la cancha; y con que los cinco integrantes de la delantera eran hombres instruidos culturalmente y con una importante base educativa. ‘Nolo’ Ferreira, por caso, era escribano. (...)
¿Cómo jugaba ese Estudiantes? ¿Qué lo hacía diferente al resto? Tenía cinco delanteros que se sentían muy cómodos en sus posiciones y que se conectaban, que se entendían a la hora de crear jugadas de un modo casi sobrenatural. De un modo que sólo el fútbol mismo puede explicar. ‘Flecha de Oro’ Lauri era el velocista, el correcaminos imparable por la derecha; metía muchos goles, sí, pero también asistía a sus compañeros de modo notable. Sus centros hacia atrás, luego de superar a su marcador, necesitaban de sólo un toque, un soplido, un acto de fe para que la escena terminara en gol y festejo. El ‘Conejo’ Scopelli era el goleador implacable que, sin jugar por el centro del ataque (era entreala derecho), estaba siempre en la posición justa para inflar la red. ‘Don Padilla’ Zozaya era el gol personificado, el verdugo de los arqueros en ese equipo. Implacable, efectivo, letal con los pies y con la cabeza. ‘Nolo’ Ferreira era el capitán y el cerebro, la habilidad, el pase justo, el creador nato. Debía jugar de entreala izquierdo, pero jugaba de todo. Porque empezaba las jugadas en el mediocampo pero llegaba hasta el área rival. Fue uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol argentino. El ‘Indio’ Guaita era el guapo, el que peleaba todas las pelotas, el corredor inclaudicable. Quizá no tenía el talento natural de Scopelli o Ferreira, pero lo suplía con garra y esfuerzo. Y se reía de la historia de que el wing no hace goles: metía uno cada dos partidos. Si los cinco, individualmente, merecían tamaños elogios, la conjunción de todos en una delantera era la razón de la grandeza de Los Profesores. (...)
Hacían lo que querían en la cancha. Desde meterla en un ángulo desde 25 metros hasta terminar dentro del arco con pelota y todo. “Puede ser que a veces nos excedíamos un poco en los pases, pero nunca hacíamos gambetas innecesarias”, explicó, tiempo después, Zozaya. A la vista, lo más notable eran las jugadas entre Ferreira y Scopelli, a puro lujo. La doble pared (un recurso que más de setenta años después está casi en desuso) la generaban cinco o seis veces por partido ante la imposibilidad de los backs de seguir el vertiginoso ritmo de los pases. No eran en vano: muchas de esas hermosas jugadas terminaban en gol. Y los goles de Los Profesores no fueron un puñado: en el torneo de 1931 anotaron 103 tantos, acumulando la escalofriante estadística de 216 goles en dos años. Una cifra escandalosa. “Fueron la mayor expresión de arte colectivo sobre una cancha”, reseñó alguna vez, en la revista El Gráfico, el periodista Félix Daniel Frascara. (...)
Fueron el primer gran ejemplo en el fútbol argentino de que la historia no sólo la escriben los que ganan. Fueron la conjunción ideal de estética y efectividad. Fueron un pentágono relleno de fútbol y goles. Y fueron, sin dudas, una parte grande de la historia de Estudiantes. Fueron Los Profesores, y está muy bien que la historia los recuerde así".