¿Qué es la gloria? ¿No es la gloria la foto de tapa de Olé de
otra tarde inolvidable? ¿No está ahí, en esa imagen, la más celestial
sensación de felicidad? ¿No es la gloria ver a Braña con los puños
cerrados, desahogo del alma? ¿No es la gloria un Rodrigo López desnudo,
luchador, emocionado ahí en el suelo mismo? ¿No es la gloria que tu
rival, el que compitió con vos hasta el final, te haya dado al hombre
que definió la historia? ¿No es la gloria la campera de Sabella,
reliquia de museo, abrigo de sabiduría? ¿No es la gloria ver a la Bruja
otra vez con la 2 del Ruso Prátola y no eso mismo Estudiantes, su
esencia, su razón de ser? ¿No es la gloria el grito de la Gata, el de
Independiente, por qué no el de ayer aunque él no la haya tocado? ¿No
es la gloria el pase maradoniano del Chino a Núñez? ¿No es la gloria el
4-0 en el Monumental? ¿No es la gloria ver a tus hijos llorar? ¿No es
la gloria ver a tu papá llorar? ¿No es la gloria, en definitiva, esa
explosión que sacude el corazón, que no te deja respirar, que te lleva
hasta donde están los que ya no están? ¿No es la gloria después de la
gloria esta nueva estrella en el escudo, recompensa de los dioses
justos? La gloria es todo eso, sí. La gloria es este equipo, campeón de
campeones, campeón de números imponentes, campeón merecido, campeón
del año con 85 puntos, único campeón en repetir en los últimos nueve
torneos. La gloria es saber sobreponerse a las adversidades: a las
propias, a las ajenas, a las del fútbol mismo y salir como salió
Estudiantes. La gloria es que todo siempre cueste tanto (¿o hubiese
sido de Estudiantes pensar que ayer todo se resolvía con cuatro goles
en el primer tiempo?) La gloria son los médicos y los kinesiólogos,
héroes silenciosos, que trataron tantas lesiones. La gloria son los
jugadores, claro, que jugaron al 20, al 30, o al 50%, pero jugaron. La
gloria es Sabella, su humildad y los suyos (Camino y Gugnali):
cirujanos, costureros, ingenieros de la pelota. La gloria es el Profe
Blanco, reinventor del levántate y corre, milagroso preparador físico
de un plantel fundido por tantos años de protagonismo sin respiro. La
gloria es la estrella 11, qué otra podía alcanzar la Bruja antes, qué
mejor homenaje para el hacedor de este ciclo. La gloria es ver a tu
rival, al mejor rival posible, rendirse aun ganador, enaltecer la
conquista por su tremenda jerarquía. La gloria es ver a tu rival, a tu
peor rival, morderse la lengua de bronca. La gloria es disfrutar
aquéllo que el dinero no compra en un partido. La gloria es el apellido
Verón, otra vez presente en padre e hijo. La gloria es apostar a manos
del rival y ahora tener que pagar (pero en cuotas, eh). La gloria son
las costumbres. La gloria es sufrir de disminución testicular
izquierda. La gloria son los hinchas, los de ayer, los de hoy, los
muchos que van a venir. La gloria es volver a vivir otra Navidad con
regalo doble, con brinidis rojo y blanco. La gloria es otra vez 7 y 50.
La gloria es todo lo que hoy se goza, se disfruta, se grita. La
envidia, lo que se perdona.