HIMNO DE ESTUDIANTES DE LA PLATA

No te declares jamás vencido
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido
levantarse de nuevo en otras tantas.
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el aire cabal del vencedor,
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor.
Horizonte sonoro de clarines
y muchedumbre de pañuelos blancos
a tanta gloria permanente marco
y alboroto triunfal de banderines.

No te declares jamás vencido,
aunque mil veces en la lucha caigas,
que caer no es ceder si has conseguido
levantarse de nuevo en otras tantas.
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el aire cabal del vencedor
la derrota y el triunfo son instantes,
y el laurel no es eterno en su verdor
Adelante! Estudiantes Adelante!
con el paso marcial ánimo tenso
alta la frente, dilatado el pecho
y la casaca bicolor triunfante.

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30 de marzo de 2012

El adios a una gloria

En el día de ayer, 29 de marzo, lamentablemente nos dejó Juan Echecopar, delantero pincharrata de la recordada y gloriosa década del 60. Uno de los emblemas de ese mítico equipo de Zubeldía. El vasco Echecopar, oriundo de Pergamino, campeón del mundo, será recordado por siempre. Llegó a Estudiantes en 1961, formó parte de la famosa Tercera que mata, con la que conquistó su primer título en 1965 y por supuesto, cuando subió a Primera división, fue figura y símbolo de aquel equipo que a partir de 1967 ganó todo. Justamente, en 1967 cuando Estudiantes gana su primer Torneo Metropolitano, hay un gol en la 4ta fecha contra Boca, que también peleaba la punta del torneo, que quedó marcado para siempre: recibió una pelota en la mitad de la cancha y desparramó a todos los que se le cruzaban por el camino, tremenda factura, el gol del triunfo por 1-0 en el mintuto 44. Estallido general. Tapa de El Gráfico, del 28 de marzo de 1967.

Aquí algunos fragmentos de la nota recordatoria de Eduardo Tuccio, aparecida en el Diario El Día:

"Fue el partido más importante de esa jornada porque los dos peleaban por la punta y se insinuaban como aspirantes a la pelea mayor. (...) Los dos carecieron de la puntería necesaria frente a los arcos y el cero parecía irremediable. Al menos hasta los 44 minutos del segundo tiempo, o sea en las puertas de la pitada final. En ese instante, la pelota llegó a la mitad de la cancha en lo que parecía una jugada aislada, que desembocaría en el final de la contienda. Pero no. El talento, la magia y la prestancia del flaco Echecopar -Juan, o simplemente el Vasco como lo conocían en su Pergamino natal-, se hizo dueño de la situación en esa zona del campo donde se sentía tan a gusto, tomó el esférico y encaró a Silvio Marzolini; después de esquivarlo, dejó fuera de acción al uruguayo Silvera y fue en busca del turco Minoían -sí, el mismo que brilló en el Lobo del 62 pero que en ese momento defendía la valla auriazul-, que nada pudo hacer ante la arremetida del mediocampista pincharrata. La obra de arte se completó con un nuevo esquive frente a Marzolini y el final entrando al arco con pelota y todo...El estallido, la locura y el telón para una de esas acciones imposibles de olvidar. (...) Aquel gol, que hasta algunos quisieron evocar con un monumento, lo marcó para toda la vida. Fue la tapa de El Gráfico y el propio Echecopar reconocería que "Fue el más lindo de mi trayectoria; fue un golazo, por la jugada y por la importancia que tuvo ese resultado".

Juan Echecopar, en una entrevista otorgada al Diario La Opinión, de Pergamino,  en ocasión de la obtención de la Copa Libertadores en 2009, decía:
"viendo al Estudiantes del miércoles, me sentí reflejado, aún cuando son distintas épocas y jugadores por esa responsabilidad de equipo que siempre se siente vistiendo esa casaca. Diría que existe un sentimiento, una entrega muy especial, más la guapeza de jugador de fútbol en todo terreno y lugar. El club forma a sus futbolistas y le da un perfil definido. Pasan los años, dejás la actividad y seguís participando, no te alejás. Si vivís en el Interior y llegás a La Plata, sos el de Estudiantes, no te olvidan, es toda una familia. El propio club tiene la virtud de no olvidar el pasado, a quienes ocuparon algún lugar ya como jugador, técnico o dirigente. Para eventos especiales siempre nos convocan, eso da la continuidad. Todos los que han pasado por la entidad contribuyen a su crecimiento, algunos más, otros menos, pero ocuparon un sitial, no importa la relevancia".

Gracias, Juan Echecopar, por siempre en la memoria e historia grande de Estudiantes de La Plata.


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