En el día de hoy, 14 de junio, apareció en el blog
Laboratorio pincharrata esta hermosa carta que nos regala a todos los pinchas
Juan Sebastián Verón, nuestro capitán-emblema, cuando se acerca, lamentablemente, el momento de su despedida de las canchas. Un
LEÓN con todas las letras, recordando sus inicios, su regreso y todo lo que significa el club que tanto ama, que tanto le dio y al que tanto le ha dado y le seguirá dando, aunque ya no salga a la cancha con la albirroja. El 11 tatuado en el alma.
¡Gracias Juan Sebastián Verón!
Aquí transcribimos la carta completa.
¡Gracias Estudiantes de La Plata!
En estos momentos donde estoy viviendo los ultimos dias como jugador se
me vienen un montón de recuerdos a la cabeza. Imposible no pensar
primero en mi vieja, que siempre me siguió a todas partes. Y por
supuesto mi viejo, que me hacía la gamba cuando me rateaba del cole
para irme al club, donde me encantaba estar.
En mi caso además conocía a todos y tenía coronita por todo lo que ganó
mi viejo. El Intendente me abría a cualquier hora, Spadaro (el del
buffet) me regalaba los pebetes de jamón y queso. Cuando era chico
aprovechaba y ¡chapeaba como loco! Al Country no iba tanto, me quedaba
más cómodo El Estadio desde mi casa, que tenía pileta y a mí me
encantaba nadar. Me tomaba el micro hasta 7 y después caminaba. Esos
recuerdos de la infancia son los más lindos.
Ya después de adolescente fue otra cosa. Jugaba en las inferiores y tenía bien claro que no alcanzaba con ser "el hijo de".
Igual ya empezaban a ver que les podia sacar el lugar. Me acuerdo
cuando se inauguraron las canchas de City Bell: duraron dos meses con
pasto. En infantiles era peor todavía, porque no había cancha de 7 y en
la auxiliar de 1 entrenábamos todos, entre medio de los postes.
Si me pongo a contar todas las carencias que teníamos por aquellos años
no terminaría más. Por supuesto que no había gimnasio ni ropa, una
pelota por categoría. Y parece increible como cuesta ahora que los pibes
valoren lo que tienen. Cuando nosotros éramos chicos faltaba de todo,
nadie se quejaba y la pasábamos bárbaro. Es el día de hoy que nos
juntamos los de esa época, como 200 muchachos de la categoría 68 hasta
la 76. Cuando veo a muchos de esos chicos me dicen "el Club me salvó";
pero no en lo económico sino como persona. Nos formó, nos enseñó a ser
solidarios sin interés, a luchar por el compañero, a ser persona de bien.
La mayoría de esos chicos no llegaron y sin embargo se acercan hoy a
ESTUDIANTES para hacer cosas, quieren ayudar, y eso te da la pauta de lo
que fue el Club para ellos.
Mención especial para mi padrino futbolístico, el Semilla Badoyán, que
fue uno de los que más me vio desde chico. Le apostaba a todos que yo
iba a llegar a primera y que iba a ser bueno. Me defendía siempre y me
daba 10 pesos por cada gol en inferiores. Un fenómeno, igual que
su hermano Salvador, que era mi pediatra y todavía lo veo.
Serán personas que recordaré toda la vida.
Qué decir de mi familia, que fueron el sostén desde mis inicios, sobre
todos en los malos momentos como el Mundial 2002. Siempre me acompañaron y me
respaldaron en cada elección, sabiendo a veces los riesgos que se corren
en el fútbol, porque nunca sabés lo que puede pasar.
Como en la decisión de volver, cuando todos me decían que estaba loco,
que para qué resignar la tranquilidad de Europa para volver a
ESTUDIANTES. Y esta segunda etapa fue la confirmación de muchas cosas.
Porque aunque ya habia convivido en grupos ganadores, estos 6 años
demostraron que trabajando como corresponde se pueden lograr los
objetivos que te propongas. Encontré muchachos que entendieron
perfectamente qué necesitábamos para crear un núcleo de jugadores que le
dieran alegrías a la gente: tener RESPETO, SOLIDARIDAD, ser BUENA
GENTE, RESPONSABLES, HUMILDES, PROFESIONALES, AMBICIOSOS, GENEROSOS,
RIGUROSOS Y EXIGENTES.
Junto con los distintos CT, la gente que trabaja en el Club (médicos,
kinesiólogos, utileros, administrativos, seguridad, etc, etc) y la
Negrita (la mascota) hicimos una GRAN FAMILIA, que es lo que pregonamos
siempre y el espíritu de ESTUDIANTES.
La consecuencia de todo eso fueron los títulos, que me llenan de orgullo
y alegría. Hay mucha gente que por ahí no la pasa bien y busca en
ESTUDIANTES una motivación para seguir adelante o ese momento que los
pueda hacer feliz. Personas que perdieron a un ser querido o que no
pasan un buen momento de su vida en general y que hace el esfuerzo con
el mango para seguirte. O aquellos que están lejos de su casa, viviendo
en otra ciudad o país, y que ESTUDIANTES es su conexión con sus
raíces. A todos ellos creo que les sacamos una sonrisa, un abrazo a la
distancia por teléfono, por una compu o mirando al cielo buscando a esa
persona que se les fue. Al menos por un rato se sintieron la persona más
rica del mundo y se olvidaron de los problemas. Eso es impagable.
Por todo esto cuando miro para atrás me doy cuenta que valió la pena. Y
me da las ganas de seguir proyectando para que ESTUDIANTES siga
creciendo, porque hay mucho para hacer y crecer todavía.
Para finalizar me viene el recuerdo de una final perdida en infantiles donde salí llorando y mi vieja me paró y me dijo: "no se llora por un partido, se llora por cosas más importantes". Nunca más lloré por un partido perdido. Sí me emocioné por lograr algo
importante, pero sólo con ESTUDIANTES, porque en otros lados no me pasó.
Y debe ser por todo lo que significa el Club para mí.
Pero el sábado va a ser un día muy especial. No soy de exteriorizar con
nadie porque soy medio secón, así es mi personalidad. Pero puede pasar
que cuando llegue el momento moquee como un nene.
Por eso quisiera darles las GRACIAS a todos como un modo de devolver todo el cariño que me dieron desde que empecé.
Y en especial a nuestro Club, que nos une en este sentimiento común: ¡GRACIAS ESTUDIANTES DE LA PLATA!
¡Abrazo grande!
Sebastián