Después de la paliza que le propinó el Barcelona al Santos de Brasil por 4 a 0 en la final del Mundial de Clubes, aquella recordada final del 2009 contra Estudiantes, cobra otra dimensión. Ni qué decir del Inter de Porto Alegre que no llegó a la final del 2010. El pincha fue el único que le complicó la vida al Barza en el último tiempo en la disputa de finales internacionales. El Barcelona empató agónicamente faltando menos de 2 minutos y forzó ir a tiempo suplementario para ganar ajustadamente. Con el tiempo, aquello que parecía imposible, fue casi realidad y más alla del resultado, lo que queda es con la dignidad y la altura que Estudiantes, último campeón argentino de la Copa Libertadores, jugó y se brindó en esa final.
Aquí transcribimos una entrevista del Diario Olé a Leandro El chavo Desábato sobre aquella final.
Aquí transcribimos una entrevista del Diario Olé a Leandro El chavo Desábato sobre aquella final.
"Esto le da más valor a aquella final contra el Barcelona"
Por Ariel Cristofalo
Para Desábato, partidos como el de ayer
con el Santos realzan la gesta de Estudiantes en el 2009. Habla de cómo y
por qué fueron de los pocos que hicieron transpirar a Messi y Cía., y
confiesa que nunca volvió a ver el video: “No necesito mirarlo. De lo
concentrado que estaba ¡me acuerdo de memoria cada jugada!”.
En vacaciones profundas, en una pileta descansando con su familia, Leandro Desábato se hace un espacio para hablar de fútbol. El día se lo pedía: el abrumador triunfo del Barcelona ante el Santos evoca, casi automáticamente, aquella final en la que Estudiantes estuvo ahí de hacer historia. “El resultado del partido contra el Santos es elocuente, y no hace más que ratificar lo que es hoy el Barsa a nivel mundial”, empieza el Chavo en diálogo con Olé .
-¿Cómo se plantea un partido así?
-No es fácil. Me acuerdo de que llegamos a Abu Dhabi 13 días antes para preparar el partido. Sobre todo, lo pensamos desde lo psicológico. El técnico nos insistió con eso, con crear esa conciencia de que el grupo supiera que era el partido más importante de nuestras carreras, de lo que significaba para el club. La clave era estar concentrados al ciento por ciento: sabíamos que si no la íbamos a pasar mal.
-¿Estaba el miedo de no estar a la altura?
-Siempre es una posibilidad en estos partidos, pero por eso hicimos tanta fuerza en lo mental. Había que tener mucha paciencia para defender, mucha paciencia para atacar, no descuidarse y mantener siempre las líneas bien juntas. Sabíamos que eso lo sacábamos adelante entre todos, en grupo, o íbamos a sufrir. Por suerte estuvimos a la altura de las circunstancias.
-¿Pudiste volver a ver el partido después?
-¿Sabés que no lo vi nunca? Nunca, ¿eh? Alguna vez haciendo zapping capaz que agarré una escena suelta, nada más. Y tengo todo, eh, tengo un montón de CD’s y otras cosas con todo ese partido, pero nunca lo quise ver.
-¿Y cómo te acordás de esa primera vez marcando a Messi?
-Impresionante. Todos sabíamos lo que era Messi, pero verlo ahí de cerca en una cancha es otra cosa: yo no podía creer la explosión que tenía, cómo llevaba atada la pelota al pie, a tanta velocidad.
-Ahora lo tuviste como compañero en la Selección, ¿cómo fue?
-Muy bien, está mejor tenerlo de tu lado, ja. Pero la verdad como compañero es un fenómeno. Es el mejor del mundo y es un chico súper humilde. A mí me hizo sentir como si fuera uno más del grupo y no “el nuevo”. Ojalá que el año que viene pueda hacer las cosas bien en Estudiantes y, a partir de eso, poder volver a compartir una concentración con él y con todos los muchachos.
En vacaciones profundas, en una pileta descansando con su familia, Leandro Desábato se hace un espacio para hablar de fútbol. El día se lo pedía: el abrumador triunfo del Barcelona ante el Santos evoca, casi automáticamente, aquella final en la que Estudiantes estuvo ahí de hacer historia. “El resultado del partido contra el Santos es elocuente, y no hace más que ratificar lo que es hoy el Barsa a nivel mundial”, empieza el Chavo en diálogo con Olé .
-También realza más de lo que ya estaba la final que le jugaron ustedes.
-Sí,
tal cual. Creo que cuanto más pase el tiempo, más importancia va a
tener ese partido que jugamos con Estudiantes. Cosas como éstas le dan
más valor a aquella final con el Barcelona. O también cuando ves
partidos contra grandes de Europa por la Champions o como contra el Real
Madrid, y ves que lo ganan con tanta facilidad, te ponés a pensar en
ese día.
-Y en lo cerquita que estuvieron...
-Ni hablar.
Estuvimos ahí nomás, fue muy digno. En momentos como éstos te acordás y
pensás ”pucha, qué lástima, si entraba esa pelota... Quedábamos en la
historia”. Porque realmente hubiéramos hecho historia: es que el
Barcelona iba a seguir siendo el equipo que fue durante estos últimos
años. Eso se veía con mucha claridad. Estuvimos muy cerca, pero no nos
podemos reprochar nada.-¿Cómo se plantea un partido así?
-No es fácil. Me acuerdo de que llegamos a Abu Dhabi 13 días antes para preparar el partido. Sobre todo, lo pensamos desde lo psicológico. El técnico nos insistió con eso, con crear esa conciencia de que el grupo supiera que era el partido más importante de nuestras carreras, de lo que significaba para el club. La clave era estar concentrados al ciento por ciento: sabíamos que si no la íbamos a pasar mal.
-¿Estaba el miedo de no estar a la altura?
-Siempre es una posibilidad en estos partidos, pero por eso hicimos tanta fuerza en lo mental. Había que tener mucha paciencia para defender, mucha paciencia para atacar, no descuidarse y mantener siempre las líneas bien juntas. Sabíamos que eso lo sacábamos adelante entre todos, en grupo, o íbamos a sufrir. Por suerte estuvimos a la altura de las circunstancias.
-Hablabas de lo mental. Parece jodido no desesperarse cuando el Barcelona te empieza a tocar la pelota...
-Y,
qué te parece, es difícil. Por eso te decía lo de tener mucha
paciencia. Ninguno podía agarrar e intentar hacer la heroica porque no
iba a funcionar. Sabíamos lo que iba a hacer el Barcelona, que tocan y
tocan sin desesperarse y que de repente capaz aceleran y te meten un
gol. No es fácil.-¿Pudiste volver a ver el partido después?
-¿Sabés que no lo vi nunca? Nunca, ¿eh? Alguna vez haciendo zapping capaz que agarré una escena suelta, nada más. Y tengo todo, eh, tengo un montón de CD’s y otras cosas con todo ese partido, pero nunca lo quise ver.
-Como Bilardo con el penal de Sensini en la final del Mundial 90...
-Ja,
no, ¿pero te digo la verdad? No es que no lo mire porque me hace mal o
porque lo sufra mucho. No lo miro porque me acuerdo el partido de
memoria, todas las jugadas. Tanta concentración le poníamos a cada
pelota que te las terminás acordando como si fuera ayer. Te queda
marcado.
-Grosso.
-Igual, ojo, seguramente cuando pasen
algunos años, y ya me haya retirado del fútbol, me sentaré a ver ese
partido con mi familia, es un recuerdo muy importante en mi carrera.-¿Y cómo te acordás de esa primera vez marcando a Messi?
-Impresionante. Todos sabíamos lo que era Messi, pero verlo ahí de cerca en una cancha es otra cosa: yo no podía creer la explosión que tenía, cómo llevaba atada la pelota al pie, a tanta velocidad.
-Ahora lo tuviste como compañero en la Selección, ¿cómo fue?
-Muy bien, está mejor tenerlo de tu lado, ja. Pero la verdad como compañero es un fenómeno. Es el mejor del mundo y es un chico súper humilde. A mí me hizo sentir como si fuera uno más del grupo y no “el nuevo”. Ojalá que el año que viene pueda hacer las cosas bien en Estudiantes y, a partir de eso, poder volver a compartir una concentración con él y con todos los muchachos.
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